jueves, 19 de mayo de 2016

La educación y el valle de la muerte


Extraído de la charla como escapar del valle de la muerte.

 "El Valle de la Muerte es el lugar más cálido y árido de EE.UU., y allí no crece nada. Allí no crece nada porque no llueve. Por eso se llama, Valle de la Muerte. En el invierno de 2004, llovió en el Valle de la Muerte. Cayeron ciento setenta y siete milímetros de lluvia durante un breve periodo. Y en la primavera de 2005, ocurrió un fenómeno. Absolutamente todo el suelo del Valle de la Muerte se cubrió de flores por un tiempo. Lo que esto demostró fue que: el Valle de la Muerte, no está muerto. Está latente. Justo bajo la superficie hay semillas de posibilidad esperando las condiciones apropiadas para desarrollarse, y como con los sistemas orgánicos, si las condiciones son propicias, la vida es inevitable. Sucede todo el tiempo. Si se toma un área, una escuela, un distrito, si se cambian las condiciones, dándole a las personas un sentido diferente de posibilidades un conjunto diferente de expectativas, un repertorio más amplio de oportunidades, si se abrigan y valoran más las relaciones entre docentes y alumnos, si se le ofrece a las personas el criterio para ser creativos y para innovar en lo que hacen, las escuelas que solían estar desoladas, reviven.

Los grandes líderes lo saben. El verdadero papel del liderazgo en educación -- y creo que es cierto tanto a nivel nacional, estatal, y a nivel escolar,-- no es y no debería ser orden y control. El verdadero papel del liderazgo es control de clima, creando un clima de posibilidad. Y si lo hacen, las personas se mostrarán a la altura de la situación y lograrán cosas que no pudieron anticipar para nada y no podrían haber esperado.


Hay una cita maravillosa de Benjamín Flanklin. 
«Existen tres clases de personas en el mundo: Aquellos que son inamovibles, quienes no entienden, y no quieren entender, y no harán nada al respecto. Hay personas que son movibles, quienes ven la necesidad de un cambio y están preparadas para escucharlo. Y personas que se mueven, quienes hacen que las cosas sucedan». 

Si podemos alentar a más personas, eso será un movimiento. Y si el movimiento es lo suficientemente fuerte, ese es, en el mejor sentido de la palabra, una revolución. Y eso es lo que necesitamos.

K. Robinson

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