miércoles, 13 de julio de 2011

Verdades y mitos sobre los trastornos del sueño


Buscamos el éxito y la satisfacción personal y generalmente los objetivos que nos imponemos no contemplan la salud, como todo sólo nos acordamos de las cosas cuando nos hacen  falta. Es como la respiración nunca nos hemos puesto a pensar que nos faltará el oxigeno.

Entonces para conseguir nuestros sueños sacrificamos la salud, especialmente el sueño, generando a largo plazo trastornos que nos pueden perjudicar.

En la ciencia del dormir, como en la del comer, hay muchos dichos y creencias que adoptamos en el imaginario colectivo y no siempre son fieles a la realidad. El sueño es necesario para gozar de buena salud y las necesidades individuales varían enormemente. Hay personas que se conforman con cuatro horas y otras que no pueden sobrevivir sin descansar nueve. La importancia del descanso es tal, que existen trastornos del sueño de diversa gravedad que dificultan llevar una vida normal. Por ello, el portal revolutionhealth.com explica qué hay de verdad en los siguientes mitos. A saber:

Los problemas de salud como la obesidad, diabetes, hipertensión y depresión no tienen relación con la cantidad y calidad del sueño.

Numerosos estudios científicos han mostrado la existencia de correlación entre la mala calidad del sueño o sueño insuficiente con varias dolencias. La presión sanguínea varía durante el ciclo del sueño. Si se interrumpe, puede afectar negativamente a esa variabilidad y favorecer la aparición de hipertensión y otros problemas cardiovasculares. Por otra parte, diversas investigaciones indican que dormir de forma insuficiente perjudica a la capacidad del cuerpo de generar insulina y, por tanto, fomentar la aparición de diabetes. Además, si nuestro sueño se interrumpe frecuentemente durante la noche provoca una bajada de la actividad metabólica e incrementa los niveles de la hormona cortisol que a su vez aumenta el apetito y decrece la quema de calorías.

Cuanto mayor seas, menos horas de sueño necesitas.

Los expertos en trastornos del sueño recomiendan un total de siete a nueve horas de descanso en el caso de los adultos de mediana edad. Los patrones de sueño es verdad que varían según la edad, pero no la cantidad de horas de descanso. Las personas mayores se despiertan con frecuencia en la noche y puede ser que la noche no sea el único momento en que duermen a lo largo del día, pero necesitan las mismas horas que los más jóvenes.

Roncar es un problema común y no hace daño.

Roncar puede ser signo de apnea, un trastorno asociado con otros problemas médicos. La apnea del sueño se caracteriza por episodios en el que se deja de respirar a lo largo de la noche. Las personas aquejadas con este desorden deben recordar levantarse de vez en cuando durante la noche para tomar bocanas de aire. Las pausas en la respiración reducen los niveles de oxígeno en sangre y pueden forzar el corazón y el sistema cardiovascular. Pero no hay que asustarse porque tiene tratamiento. Las personas que roncan fuerte deben consultar al médico, principalmente si notan que durante el día se encuentran muy cansados.

Puedes engañar al cuerpo sobre las horas que necesitas para dormir.

Como hemos apuntado más arriba, los expertos aseguran que la mayoría de los adultos necesitan entre siete y nueve horas de sueño cada noche para tener un buen rendimiento durante el día y estar sano. No hay trampas que valgan.

Los adolescentes que se quedan dormidos en clase tiene malos hábitos y/o son unos vagos.

Los más jóvenes necesitan dormir un poco más que la media de los adultos: entre 8,5 y 9,25 horas cada noche. El ritmo biológico de los adolescentes puede mantenerlos despiertos más tiempo por la noche y esto interfiere en que se levanten tarde por la mañana.

El insomnio se caracteriza sólo por la dificultad de quedarse dormido.

Existen cuatro síntomas asociados con el insomnio: la dificultad de quedarse dormido, levantarse demasiado temprano y ser incapaz de volver a dormirse, la frecuente interrupción del sueño durante la noche y despertarse sin haber descansado.

El insombio puede ser un síntoma de otros desórdenes del sueño o problemas físicos, psicológicos o psiquiátricos. A menudo, puede ser tratado. Los síntomas deberías ser evaluados por un profesional si suceden varias veces a la semana y empieza a afectar a la vida diaria.

La costumbre de echarse una siesta indica que no se descansa bien por la noche.

Dormir en exceso durante el día puede estar relacionado con personas que no descansan bien por la noche, pero también puede ser un síntoma de un trastorno del sueño como la narcolepsia o la apnea. Si las siestas son exageradas debe consultar al médico.

Durante el sueño, el cerebro descansa.

El cuerpo descansa durante el sueño. A pesar de ello, el cerebro continúa activo, ‘recarga’ las pilas y controla que todas las funciones del cuerpo marchan con normalidad, incluida la respiración. Cuando dormimos pasamos por dos estados básicos, la fase REM (Rapid Eye Movement, Movimiento Rápido del Ojo) y la no REM. La no REM es cuatro veces más frecuente que la REM.

Si te despiertas en mitad de la noche, es mejor ‘autoengañarse’ en la cama dando vueltas intentando volver a dormir.

Despertarse en mitad de la noche y no ser capaz de recuperar el sueño es un síntoma de insomnio. Es mejor relajar la imaginación y los pensamientos para autoinducirnos al sueño. Si no funciona, la mayoría de los expertos están de acuerdo en que si no vuelves a dormirte en los siguientes 15 o 20 minutos, debes levantarte e ir a otra habitación y realizar una actividad que te relaje como escuchar música o leer hasta que te sientas de nuevo cansado. Eso sí, prohibido mirar el reloj...

Faro invitado: El Confidencial / Curarse en salud
Navegante: Ana Victoria Suárez 

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