lunes, 27 de junio de 2011

Casi siempre los sueños se hacen realidad

En 2006 Jason McElwain, un joven autista, llevó a cabo una de las hazañas más grande que se recuerden sobre una pista de baloncesto.

Estoy convencido que lo que uno se propone lo logra y la diferencia de los que tienen éxito y los que no lo tienen es: Pasión por lo que haces, disciplina (Constancia + Voluntad) y no abandonar hasta el final...

“A veces los sueños se hacen realidad”, este es el lema que Jason McElwain intenta mostrar desde que hace ya seis años deleitase al mundo con una exhibición de fuerza de superación sobre una cancha de baloncesto.

Por: Roberto Rodríguez

Ahora compagina su trabajo en un supermercado con dar charlas sobre su propia historia. En ellas intenta que los demás se den cuenta de que el esfuerzo lleva al éxito por muy difícil que pueda parecer. Y es que la vida le ha enseñado que el trabajo duro siempre es recompensado de un modo u otro.

Este chico, de ahora 23 años, se convirtió en una estrella de la noche a la mañana tras anotar 20 puntos en cuatro minutos durante un partido. Todo un logro para cualquier jugador, pero más para alguien que, como él, mide 1,70m. y es autista.

Su trastorno le impidió hablar hasta los 5 años y todavía hoy tiene dificultades para las relaciones sociales. Pero sobre todas las cosas Jason siempre ha amado el baloncesto. Esto le llevó a enrolarse en el equipo de su instituto y pese a que no pasó las pruebas, el entrenador le dejó formar parte de él.

Durante tres años acudió a todos los entrenamientos. Era el encargado de anotar las estadísticas en los partidos, llevar el agua y sobre todo dar ánimo a sus compañeros. Se convirtió en alguien necesario para el equipo. Era uno más, excepto porque no había disputado ni un solo minuto sobre la pista.

Pero eso cambió. En el último partido de la temporada su entrenador decidió darle cuatro minutos, como recompensa al duro trabajo que había demostrado durante esos tres años. Cuando salto a la pista, la grada y sus compañeros lo animaron, todo el pabellón se emocionó al verlo allí, pero no imaginaban lo que sucedería.

El primer balón que recibió se lo jugó desde la línea de 6,25m, no tocó ni el aro. Jason  fue calentando su muñeca y al segundo intento estuvo a punto de conseguirlo. Pero no desfalleció y el tercer tiro tuvo premio.
La grada estalló de júbilo, pero él estaba dispuesto a más. En la siguiente jugada anotó el segundo triple, después el tercero… y así hasta seis, que unido a una canasta de dos, le hicieron sumar 20 puntos en tan sólo cuatro minutos.



Su récord le valió para muchas cosas. Para vender su historia a una productora, hacer anuncios de televisión, salir en programas y hasta para conocer al presidente George Bush. Pero ante todo, Jason se dio cuenta de que con duro trabajo a veces los sueños se hacen realidad.

No hay comentarios:

Publicar un comentario